Muchas personas ven su agenda como una “cárcel de compromisos”. Pero tu agenda debería ser justo lo contrario: un mapa que te dé paz mental.
Paso 1: Incluye lo que realmente importa
Si tu agenda solo tiene obligaciones, no es tu vida, es la de otros. Asegúrate de reservar tiempo para ti, tu familia y tus metas personales.
Paso 2: Diseña bloques, no tareas sueltas
Trabajar en bloques de 60-90 minutos para un mismo tipo de actividad te ahorra energía mental y evita saltar de un tema a otro.
Paso 3: Cierra cada día con 5 minutos de revisión
Pregúntate: ¿qué avancé hoy?, ¿qué ajustaré mañana?
Tu agenda no es solo un registro, es un aliado. Y cuando aprendes a usarla con propósito, tu día cambia.
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